En pleno aniversario de la muerte de George Harrison pensé dedicarle un post a Ringo Star.
De jodido nomás. Para irritar a los campeones del homenaje fácil que hoy no pararon de loar al beatle más oscuro, en la mayoría de los casos sin haberlo escuchado nunca.
De jodido nomás. Para irritar a los campeones del homenaje fácil que hoy no pararon de loar al beatle más oscuro, en la mayoría de los casos sin haberlo escuchado nunca.
El Comité de Reivindicaciones de Volumen III cree que lo malo no es que el tipo sea recordado con tanta vehemencia sino que para ello se apele siempre a las mismas dos o tres canciones y anécdotas, cuando se trata de un personaje tan rico.
A George siempre lo persiguió la marginalidad.
La dupla dominante de los Beatles le cajoneaba las canciones ¡pero dejaba cantar al baterista!.. Y en el amor, como ya se dijo aquí, también fue barrido para el costado cuando su chica Patty Boyd prefirió los brazos de Eric Clapton. Una mojada de oreja tras otra.
Este espacio recuerda a Harrison como el trágico personaje que era: un enorme compositor relegado a planos secundarios por la comandancia de su banda; un amante fiel desplazado por su mejor amigo; y, encima, el único fulero del cuarteto.
No ligaba el pobre George, que no era el Beatle más oscuro por razones poéticas sino porque no lo respetaban ni los iluminadores.
A Harrison, el periférico, a diez años de su partida.