jueves, 20 de octubre de 2011

El cover del martes


Mitad eufórico, mitad pataleando, en la pubertad de los 60, el mundo asistió a la aparición contundente de cuatro pebetes de las barriadas de Liverpool que a fuerza de talento, carisma y efectivo chingui-chingui le dijeron acá estamos y ahora te quiero ver.  
El desparramo que armaron, como todos sabemos, fue demoledor.  Sus canciones ejercieron tal influencia que al día de hoy son responsables de millones de persuadidos a nivel mundial y algún que otro embarazo no deseado.  
Entre los convencidos se cuentan por ejemplo los Byrds, unos pibes yanquis de California que, tras escuchar el temprano single Love me do, largaron el folk que venían haciendo, se treparon al submarino amarillo y a otra cosa negra sosa.
En las tiernas pampas, unos cuantos metros más allá de California (y de Liverpool ni te digo), un brillante adolescente de apellido cualunque, en actitud similar a la adoptada por los Byrds, mordía también el anzuelo, cajoneaba las partituras de música clásica y se dejaba convencer por esos cuatro atorrantes de flequillo y trajecito, dando inicio a una de las historias más potentes del rock nacional.
Curioso es que el segundo haya querido grabar un tema de los primeros. O tal vez se trate de una especie de guiño entre hijos del mismo padre. Hermanos que les dicen.    
En homenaje a los Byrds (y no a los Beatles que de tan buenos ya me tienen podrido) llega este cover de la mano de nuestro querido neo-pipón Carlos Alberto García Moreno. Es obligatorio disfrutarlo. Adiós. 



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