miércoles, 11 de enero de 2012

Amas de casa lavando ropa en el fondo del océano

La vida es trabajo y sufrimiento, ha dicho el filósofo alemán Arthur Schopenhauer. 
No lo dijo por nadie en especial, pero en el fondo del mar sabemos que quienes mejor retratan ese pensamiento son las amas de casa. 
Seres postergados y víctimas de la cruel explotación, ellas encarnan uno de los resultados más brutales de la dominación masculina; deporte que atraviesa todas las ideologías, religiones y culturas del planeta.
Si de trabajar se trata, nuestras homenajeadas de la fecha lo hacen las 24 hs: de día, cuidando de la casa y de los niños, del jardín y de las cuentas, de la vereda y del aseo; de noche, intentando satisfacer a cascoteados maridos, alienados por el devenir cotidiano, incapaces de reconocer esfuerzo alguno y siempre listos para proveerlas de toda clase de mamporros ejemplificadores. 
Y el sufrimiento es todo lo que consiguen como recompensa, ora por efecto de la paga a soplamoco limpio, ora por la ingratitud de los asquerosos niños que ha traído al mundo, una vez más, con un dolor que les ha sido reservado exclusivamente a ellas. 
Sabias y melancólicas palabras las del poeta Charles Bukowski, quien ha sabido decir: "Largas caminatas nocturnas son buenas para el alma: viendo furtivamente, a través de las ventanas, extenuadas amas de casa intentando escabullirse de sus frenéticamente encervezados maridos". 
Esta sensible observación disparó en Volumen III la necesidad de seleccionar una serie de canciones a manera de homenaje. Y la dedica a todas las amas de casa del mundo. 





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