miércoles, 4 de enero de 2012

Tavo en el cielo de los violeros zurdos

En el cielo de los guitarristas zurdos siempre hubo perplejidad porque en medio de Jimmy Hendrix con su chaqueta de soldado, de Kurt Cobain con su escopeta sensible y de Albert King con su pipa de locomotora, un día se instaló un tal Atahualpa Yupanqui con una guitarra criolla y un traje de lo más garca. 
  Las superestrellas demoraron mucho en adaptarse a ese ser huraño peinado con Lord Cheseline, que no dejaba de lanzarles insultos prolijamente ordenados en versos de ocho sílabas.
Pero un día el rock se tomó venganza y mandó a uno que venía de abandonar a Los Piojos. 
El pobre Tavo, sin embargo, defraudó a los grandes del norte cuando, al verse de frente con el poeta máximo del folklore nacional, fundióse en un abrazo con él, causando la desilusión general.
Dicen que en el cielo de los guitarristas zurdos, los miembros argentinos suelen tocar a dúo una versión milonguera de esta bella canción llamada Sudestada. Y dicen que Hendrix, Cobain y King no cazan un fulbo.


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